HISTORIA DE LA SAETA
La muerte y resurrección de Cristo se recuerda cada año durante la Semana Santa. Pueblos y ciudades organizan procesiones, ciclos de música sacra, concursos y recitales de saetas y coplas, en una celebración casi exclusivamente religiosa. Son días durante los que los sentimientos más religiosos y devotos del flamenco encuentran su máxima expresión dramática. La Semana Santa tiene un fuerte arraigo en España. Durante casi una semana se recuerda la Pasión de Cristo, sobre todo su muerte y resurrección. Desde siempre, la participación popular ha sido fundamental. Y no hay pueblo ni ciudad, por pequeños que sean, que no organice sus procesiones o que no cante saetas o coplas a Jesús y La Virgen. La fecha es variable. Cada año, aproximadamente cuarenta días después del Miércoles de Ceniza (que marca el final del Carnaval y el principio de la Cuaresma), llegan los días grandes de la Semana Santa: Jueves, Viernes y Sábado Santos y Domingo de Resurrección. Es precisamente en estos días cuando las procesiones recorren las calles y plazas de ciudades y pueblos. Los protagonistas son los pasos. Se llama así a las imágenes, cuadros o tallas (esculturas) de La Virgen, de Jesucristo o de algún otro protagonista de La Pasión, que descansan en una especie de altar móvil adornado con flores y velas. Normalmente, estos pasos son verdaderas obras de arte y datan de siglos anteriores. La saeta está muy unida a la Semana Santa, sobre todo en Andalucía. Convertida en la actualidad en un palo flamenco, suele interpretarse al paso de la marcha religiosa o bien cuando esta se detiene en algunos puntos del recorrido. Es una composición de cuatro o cinco versos octosílabos y contenido religioso dedicado a la Virgen y a Jesús. Normalmente se interpreta por seguiriyas o por martinetes, pero también por cañas, polos y soleares. Por su solemnidad se interpreta sin acompañamiento -a palo seco- o al ritmo de los tambores y cornetas típicos de la Semana Santa. La Saeta pertenece a una rama de cantes que expresan un sentir del pueblo en un momento concreto del año y, ante una circunstancia puntual de un hecho singular de los cristianos católicos que se rememora año tras año, La Semana Santa. Pero también hay que decir que se da en la calle, ante los Pasos que se procesionan por las diferentes Cofradías. El hombre por naturaleza, ha cantado a diferentes situaciones de la vida, a su trabajo, al amor, a la muerte, al campo, a la mina, a la fragua, a la cárcel, etc. Y también en lo religioso tiene su participación y su expresión a través de Romances Litúrgicos que llegan al pueblo en los Pregones Litúrgicos. En estos pregones se narra los momentos más significativos de la vida de Jesucristo, desde el nacimiento, pasando por sus hechos, milagros y enseñanzas, hasta llegar a la Pasión, Muerte y Resurrección.
Si hay una bella y estremecedora sensación en nuestra Semana Santa es oír, esa voz quebrada, que desde la soledad y el anonimato, brota de las alturas para orar a las barrocas imágenes cantando “jondo”. La Saeta, ha sabido encontrar en el flamenco un modo de canalizar su plegaria. Pero ¿Qué es la saeta? Según la Real Academia Española de la Lengua (RAE): a) Copla breve y sentenciosa que para excitar la devoción o a la penitencia se canta en las iglesias o en las calles durante ciertas solemnidades religiosas. b) Jaculatoria o copla que una persona canta en las procesiones. Según Wikipedia: La Saeta es un canto religioso, realizado en las Procesiones de Semana Santa y que tiene su origen en el folclore andaluz , generalmente improvisado y sin acompañamiento o sólo por el ritmo de los tambores de los que se acompañan el andar de los “costaleros” ó “cargadores” que portan sobre sus hombros las imégenes religiosas de Jesús y María,. Se trata de una melodía de ejecución libre, llena de lirismo y de influencia árabe. El texto está compuesto por varios versos octosílabos y tiene siempre un significado religioso que alude a los hechos y personajes de la Pasión. Se canta en honor de las imágenes de los pasos que desfilan por las calles durante la Semana Santa.
La saeta se remonta a un momento incierto en la historia, como un cántico popular cuya intención era incitar a la devoción y a la penitencia, con ocasión de un Vía Crucis, o como cántico de pasión. Estas saetas sentenciosas o avisos morales fueron cantadas en el Siglo XVIII, por hermanos de la Ronda del Pecado Mortal, que recorrían las calles para incitar a los fieles a la piedad y al arrepentimiento. El nacimiento de la “saeta popular”, y la costumbre de cantarla data del Siglo XIX. Esta saeta primitiva, ya casi desaparecida, conmovía por su entonación grave, pausada y monótona, sencilla de estilo y de ejecución. Nacieron como fruto de las modificaciones que, sobre las saetas antiguas, realizaron intérpretes de cada localidad andaluza, todavía no son cantes flamencos. Las saetas tenían identidad de su lugar de origen, esto dio lugar a cantos propios y autóctonos cómo la saeta vieja cordobesa, la cuartelera de Puente Genil, las saetas marcheneras, la samaritana de Castro del Río, o las Saetas de Cádiz, destacando en éste último caso las saetas carceleras que desde la carcel antigua, cantaban los presos al paso de Jesús Nazareno, en la madrugá del Jueves Santo o las de Antonio Enrique Jiménez Fernández, Cádiz 1848-1906., conocido como Enrique “El Mellizo”. A finales del Siglo XIX, fue el pueblo llano, el que convirtió ese canto de fe, dándole forma, aflamencándola y adaptándola a sus estilos. Así, surgió una copla, de cuatro o cinco versos octosílabos, cantada por martinetes, carceleras o seguiriyas, palos flamencos, que por su carácter “jondo” casaron muy bien con el tono de respeto y luto de la Pasión de Cristo. Fue a partir de este momento, cuando se empezaron a interpretar al paso de las Procesiones de Semana Santa, dirigidas sin acompañamiento a las “imágenes”. El tema de estas coplas, es obviamente, la Pasión y Muerte de Jesucristo. Un ejemplo lo tenemos en: “Dónde vas Paloma Blanca, Con tu vuelo tan sereno, Voy a quitarle los clavos, A Jesús el Nazareno. Hay hechos que hacen pensar, que la aparición de la saeta cómo cante flamenco pudo provenir de bastantes años antes que su divulgación en los años veinte. Aunque no se conoce a ciencia cierta, la referencia de su creador, algunos teóricos y estudiosos citan a Enrique el Mellizo junto a otros miembros de su familia. Intérpretes reconocidos de la primera época de la Saeta son Don Antonio Chacón y Manuel Torre, ambos aprendieron los cantes de Enrique “el Mellizo” en Cádiz. Don Antonio Chacón, es descubierto, por Enrique “el Mellizo”, que le invita a venir a Cádiz a la Velada de los Ángeles. Manuel Torre, realiza el Servicio Militar en los Cuarteles de San Roque, estableciendo lazos de amistad con Enrique “el Mellizo” y con Curro Dulce. A Manuel Torre se le atribuye el “mecido de los pasos”, ya que una vez cantando una saeta a un paso de Sevilla, los cargadores en vez de seguir andando, cómo querían escuchar su arte, se pusieron a mover el paso. También se cuenta, que Don Antonio Miura el ganadero, solo había llorado dos veces en su vida, cuando Joselito el Gallo tocó el cuerno de uno de sus toros y escuchando una saeta de Manuel Torre a la Macarena en el balcón de su casa. El primero en grabar una saeta en la calle fue Manuel Centeno, siendo la Serrana la primera en grabar un disco. Destacan fundamentalmente Medina el Viejo, Pastora Pavón “la Niña de los Peines”, Manuel Vallejo y el Niño Gloria de Jerez de la Frontera. El Niño Gloria, es el primero en cantar también los villancicos flamencos y está considerado como uno de los mejores intérpretes de saetas en sus primeros tiempos. Musicalmente, la saeta se ha bifurcado. Subsiste la saeta antigua, aunque recargada con adornos y melismas y por otro lado, los profesionales del cante flamenco han inventado una nueva forma de saeta, procedente de la seguiriya que ha amoldado las formas al sentido religioso de las palabras. Toda Andalucía mantiene viva la saeta, son numerosos los concursos de exaltación de la saeta que se convocan cada año, por las peñas flamencas de toda nuestra geografía.
CENTROS SAETEROS.
A sesenta Km. de la capital hispalense y situada en plena campiña sevillana, destaca de sobremanera la Villa de Marchena, como uno de los dos centros saeteros de las Viejas y Antiguas Saetas. Todos los estudiosos, investigadores y expertos en el tema, coinciden en que es el pueblo de Marchena el Centro Saetero más importante de España. Sedan en esta tierra todos los condicionamientos y factores históricos: religiosos, sociales, musicales, poéticos y culturales, para llegar incluso a llegarse seriamente que las saetas de Semana Santa pudieron nacer aquí. Se considera, igualmente, a este lugar como uno de los puntos Pioneros en el estudio de la génesis musical de la Saeta primitiva y fuente importante de sus orígenes.
CÁDIZ, uno de los puntos neurálgicos, y vértice del triángulo del nacimiento del Flamenco, en un balcón de sus calles , se escuchaban en las memorables madrugadas de Los últimos Viernes Santos del Siglo XIX, las Saetas de ese gran cantaor gitano, que era Enrique “El Mellizo”. Esas magistrales saetas cantadas por ese genio, hacían que retuvieran interminablemente el tiempo el paso del Nazareno, respondiendo otros saeteros anónimos, en el, gentío de la madrugada del Viernes Santo, escuchándose las saetas por Siguiriyas, que según estudiosos y flamencólogos, atribuyen su creación a Enrique “El Mellizo”.
Dentro de la provincia de Cádiz y ubicado en el centro del triángulo del nacimiento del Cante Flamenco, está JEREZ de la FRONTERA, tierra de Cante Jondo y de compás, y así mismo de una gran tradición saetera, haciendo que grandes saeteros como Manuel Torre, Sernita, Sordera, Caracol, El Gloria y Terremoto entre otros, le han cantado en Jerez a los pasos de procesión y sobre todo al paso del Prendimiento, “El Prendi”, como todos los gitanos lo llaman, el más venerado y cantado del Barrio de Santiago, terminando con una fiesta por bulerias en el encierro de dicha Imagen.
De los saeteros más insignes de Jerez fue Manuel Torre, cantaor de una voz portentosa Y espeluznante, haciendo estremecer al que le escuchaba.
Luis Melgar Reina y Ángel Marín Rátula dicen: El cante por Saeta de Manuel Torre, sobrepasa la línea de su personalidad y se evaporiza dentro de la mítica flamenca. Estas son puras creaciones, consecuencia de su intenso y vigoroso fluir flamenco, más que como preconcebida idea. A partir de él la saeta se transforma y se reviste de un eco profundísimo, lleno de matices y peculiaridades. Manuel Torre marca un hito, y si históricamente no podemos hablar de que fue él quien invento la primera saeta, sí podemos afirmar que el mundo saetero está dividido en dos grandes mitades : antes y después del “Coloso Jerezano”.
Terminado con esta tierra cantaora, no podemos olvidar en este sentido, a Rafael Ramos Antúnez “El Gloria”, con su estilo tan personal por Saetas. En torno a la creación saetera del Gloria, el poeta sevillano Joaquín Romero Morube dice, recuerdo ya de mayor aquella saeta sideral del Niño Gloria. Rebosaba su vasta humanidad por encima del herraje de los balcones. Se congestionaba en el esfuerzo titánico para llegar a la altura de su sentimiento. Había tal entrega y sollozo, que advertía claro como cada copla le rompía las cuerdas del grito. Lograba ese tono de cristales arañados, que es el duende supremo de los auténticos cantaores, haciéndose la multitud un mar de silencio, un silencio tan absoluto, oyéndose el rumor de otras calles y otros barrios ajenos al cante que allí se hacía.
Así como Marchena es centro saetero dentro de la provincia de SEVILLA, la misma Capital ha contado con grandísimos saeteros y saeteras, una de ellas es Rocío Vega Farfa, “Niña de la Alfalfa”, cantaora destacando por saetera, por el que compitió con los más sobresalientes interpretes al paso de las procesiones sevillanas, y otras ciudades andaluzas, la mayoría alternando con Manuel Centeno. En 1.916 cantó en la feria de Sevilla para el Rey Alfonso XIII, quién la nombró “Reina de las Saetas” en el Circulo de Labradores, desde aquella fecha hasta sus últimos días, su presencia en los balcones sevillanos durante la Semana de Pasión fue constante.
Uno de los mayores saeteros sevillanos fue Manuel Centeno, en 1.922 alterna con “El Niño Medina”, convirtiéndose en el saetero más cotizado de Sevilla, para cantar en los balcones durante los desfiles procesionales de la Semana Santa Sevillana.
En relación con los saeteros actuales en Sevilla y provincia, podemos destacar a Manuel Mirena, Antonio Mairena (fallecido), Hitoli el de los Palacios, José el de la Tomasa, Macarena Giraldez, Macarena de Marchena, Mercedes Cubero entre otros.
MÁLAGA, es otra provincia andaluza con que cuenta con una gran tradición en el cante por Saetas, destacando su estilo como “Saeta Malagueña”, así como sus cantaores, entre ellos a Antonio Jiménez González, “ Antonio de Canillas ”. Como concursante obtiene la Saeta de Oro de Sevilla, estilo por el que también ha sido premiado en Málaga, Luena, Cabra, Aguilar de la Frontera y otras ciudades andaluzas, actuando con / / saeteros como Niño Bonela y Noño de la Naranja entre otros.
“ES LO QUE HACE EL SAETERO, GANARSE A DIOS CON SU CANTE”.
Todo lo estima y lo valora el andaluz y en cada paso, en cada cofradía hay un relato que la enaltece y la envuelve en una vaporosa nube de vela y encubre los perfiles contundentes del realismo. Es menester imaginar, abandonar el suelo separarse del cotidiano devenir para llegar al hálito de las cosas y al poder de los santos. Cuando esto sucede la gente entra en el cuento, se desconecta de la objetividad y es fácil la risa y es pronta la alegría. Y es la fe y el fervor los que facilitan este estado de ánimo que precisa el cante, la saeta, y hasta el baile. San Agustín afirma que si se canta se reza dos veces, pero, los gitanos, que además bailan, aseguran que tres si se trezan una mudanzas;
Es lo que hace el saetero, ganarse el amor de Dios:
CON EL PODER DE MI CANTE
ME GANO EL AMOR DE DIOS
EL CARIÑO DE MI GENTE
Y MI PROPIA SALVACIÓN.
Hasta implora con el cante:
SEÑOR DE TANTO PODER
CON EL QUE ESTOY SIEMPRE HABLANDO
HOY TE LO PIDO OTRA VEZ
Y TE LO PIDO CANTANDO.
Pero además de las saetas, el pueblo andaluz ha exportado la escultura procesional , y algo que cada vez merece más la atención: el cartel. El Cartel es tan andaluz, que toma cuerpo en los toros, en la fiesta nacional, y alma en la Semana Santa de por aquí. Un buen cartel no es un cuadro, que puede ser magnífica pintura y mal cartel, sino una manera hábil, simple e ingeniosa de representar una Imagen.
CONCURSOS DE SAETAS
CONCURSOS DE SAETAS
Al igual que los Concursos de Cante Flamenco se proliferan por toda Andalucía, los Concursos de Saetas tienen la misma relevancia, siendo las Peñas Flamencas las que con subvenciones a nivel de Instituciones y empresas privadas, le dan a los aficionados a este género del flamenco, la ocasión y el poder estudiar y participar en estos eventos.
Las ciudades donde se suelen hacer los Concursos de Saetas, son entre otras:
Provincia de Córdoba : CÓRDOBA (Capital), Baena, Lucena, Castro del Rio y Montoro.
Provincia de Sevilla: Osuna, Mairena y Marchena.
Provincia de Cádiz: La Isla de San Fernando y Jerez de la Frontera
Provincia de Málaga: Málaga Capital (La Trinitaria), El Palo, Rincón de la Victoria, Arriyo la Miel y Ronda ( Concurso organizado por la Asociación Ecce. Homo y la Peña Flamenca Tobalo de Ronda, ya en su XV edición).
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